Economía Verde

El coronavirus nos ha dejado nuevas costumbres sociales, una mayor conciencia de la higiene y la salud, y montañas de basura. Las mascarillas quirúrgicas que se siguen utilizando en España para frenar la circulación del virus se han convertido en un gran problema de contaminación. Qué hacer con ellas es una pregunta compleja para la que la Universidad de Bristol tiene una respuesta: convertirlas en material de impresión 3D.

Investigadores de la California State Polytechnic University informan sobre el uso de la pirólisis catalítica para convertir los desechos plásticos en un combustible similar al diésel.

La pirólisis es la descomposición termoquímica de materia basada en carbono en ausencia de oxígeno.

Se enfocaron en reciclar plástico y convertirlo en otros productos o convertirlo en vapor con calor, que se logró con un catalizador y se convirtió en el producto deseado similar al combustible. Este proceso pirolítico transforma los desechos orgánicos primarios en un combustible sostenible u otro químico valioso.

Un año más, la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria (SPEGC), dependiente del Cabildo de Gran Canaria, ha colaborado con la Mancomunidad de Ayuntamientos del Norte de Gran Canaria en las VII Jornadas Norte Emprende 2021, una actividad enmarcada en la feria Enorte que persigue dinamizar y fomentar el autoempleo, la emprendeduría y la innovación en la Comarca Norte de la Isla a través del apoyo a ideas de negocio vinculadas al entorno rural. En esta edición, la SPEGC ha recibido más de 30 proyectos para estas jornadas, seleccionando 17 de ellos para proporcionales asesoramiento gratuito y, de esta forma, facilitar la puesta en marcha de las diferentes ideas de negocio.

Alegre, positiva y desenfadada. Así es la ropa sostenible para toda la familia que brilla, como las estrellas de la Vía Láctea, de la mano de Natalia López y Meritxell Ceballos, ejemplo de emprendedoras que han comenzado a orbitar en el universo de la moda sostenible con The Milky Way. «Este proyecto nace de nuestra inquietud como consumidoras de encontrar moda ética pero con un estilo más colorido y desenfadado. Las dos hemos sido madres hace apenas dos años, y queríamos trasladar valores éticos y sostenibles a la ropa de nuestros hijos», explica Natalia.