Economía Verde

Según el VII Plan Empresarial de Prevención (2018-2020) de Ecoembes, en los últimos tres años 47 empresas canarias, el 51% de ellas pymes,  han aplicado hasta 187 medidas de ecodiseño para minimizar el impacto ambiental de sus envases. El compromiso de las empresas por hacer que los envases que ponen en el mercado sean diseñados -fase donde se determina el 80% del su impacto ambiental- en base a criterios de sostenibilidad, es algo que lleva más de dos décadas instaurado en nuestro país.

Coincidiendo con la celebración del Smart City Expo World Congress de Barcelona, TÜV SÜD ha analizado las principales claves para convertirse en ciudad inteligente, centrándose en uno de los sectores fundamentales para llevarlo a cabo: la movilidad y el desarrollo urbano sostenible.

Precisamente, “la demanda de formación sobre modelos y técnicas de desarrollo urbano sostenible es una realidad en auge. Esta tendencia al alza se debe, principalmente, al cambio de necesidades motivado por la pandemia, así como a la influencia de otros países europeos que están impulsando el desarrollo e implementación de soluciones tecnológicas orientadas a mejorar la prestación de servicios”, destaca Irene Huguet, Business Unit Manager de TÜV SÜD Academy.

En el marco de la Semana Europea de la Prevención de Residuos, TÜV SÜD ha elaborado una serie de recomendaciones encaminadas a minimizar y revalorizar los residuos desde el ámbito industrial, responsable del 29,8% de los residuos generados y seguido de cerca por el sector de la construcción (27,8%).

Según el Instituto Nacional de Estadística, en España cada individuo genera 442 kilos de residuos, un 9% menos que la media europea. En cambio, en términos de recuperación e incineración, la presencia de residuos en vertederos es un 53% mayor que el resto de países europeos, ya que solo se recuperan en torno a 60 kilos per cápita, mientras que la media europea se sitúa en 133 kilos.

Un proyecto europeo coordinado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, desarrollará instalaciones conocidas como biorrefinerías, que transforman biomasa en combustibles y productos renovables. El proyecto, denominado Fraction y coordinado desde el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (ICP-CSIC), ha recibido 6,2 millones de euros de BBI-JU, un consorcio público-privado entre el programa H2020 de la Unión Europea y la asociación Bio-Based Industries.

Con el proyecto se pretende usar un novedoso proceso químico, conocido como fraccionamiento de la lignocelulosa (materia seca vegetal o biomasa), para obtener materias renovables que serán transformadas en productos de mayor valor como disolventes, resinas, monómeros y polímeros.