Los océanos son uno de los focos en los que se ha centrado el Pacto Verde y de los fondos europeos de recuperación que defienden proyectos dirigidos a ralentizar el calentamiento global, la sobrepesca, el plástico y la contaminación del agua. Todos estos problemas entran dentro del contexto de la economía azul. Según la definición de la Unión Europea, se trata de la economía que reconoce la importancia de los mares y océanos como motores de la economía por su gran potencial para la innovación y el crecimiento.

La Revista Técnica de Medio Ambiente, RETEMA, ha publicado en su edición número 235 un artículo sobre el proyecto VALORALGAE.  En este reportaje se muestran los principales resultados obtenidos durante la ejecución del proyecto: el potencial de este recurso para la obtención de energía sostenible, el valor de las algas como fuente de producción de biogás, la peletización de estas algas y su uso en instalaciones de combustión, y la viabilidad técnico-económica de este residuo.

Estamos ya acostumbrados a ver cómo los residuos tienen una segunda vida: botellas fabricadas con vidrio reciclado, folios hechos con papel reciclado o, incluso, pantalones elaborados con el plástico de botellas que fueron al contenedor.

Pero quizá resulta sorprendente cuando lo que sale del mar, vuelve al mar. Y no, no hablamos de peces: hablamos de los plásticos que salen de las aguas como basura y vuelven al mar convertidos en impresionantes tablas de surf.